El Contrato Social

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“El principio de la vida política está en la autoridad soberana. El poder legislativo es el corazón del Estado, y el poder ejecutivo es el cerebro del mismo, el cual da movimiento a todas sus partes. (…) El Estado no subsiste por las leyes, sino por el poder legislativo: la ley cíe ayer no obliga hoy; pero el silencio supone un consentimiento tácito, y se presume que el soberano confirma continuamente las leyes que no abroga, pudiendo hacerlo (…) si el soberano no las hubiese encontrado siempre saludables las hubiera anulado mil veces. He aquí porque las leyes, lejos de envejecer, adquieren sin cesar nueva fuerza en todo Estado bien constituido. (…) Como el soberano no posee otra fuerza que el poder legislativo, aquél obra por medio de leyes; y como estas son actos auténticos de la voluntad general, el soberano no podría obrar mas que cuando el pueblo está reunido. Algunos creerán que es una quimera el reunir al pueblo: actualmente lo es; pero no lo era hace dos mil años. ¿Han cambiado de naturaleza los hombres? Los límites de lo posible, en las cosas morales son menos estrechos de lo que pensamos; nuestras debilidades, nuestros vicios y nuestras preocupaciones son los que los estrechan.

No basta que el pueblo reunido haya fijado una vez la constitución del Estado sancionando un cuerpo, leyes; no basta que haya establecido un gobierno perpetuo o haya cuidado de la elección de magistrados aparte las asambleas extraordinarias exigidas por los casos imprevistos, es preciso que haya otras periódicas que nacía pueda abolir ni prorrogar; de tal modo que, en un día fijo, el pueblo sea legítimamente convocado por la ley sin que haya necesidad para esto de ninguna otra convocatoria formal. (…) Desde el momento en eme el pueblo se halla legítimamente reunido en asamblea soberana, cesa toda jurisdicción del gobierno, se suspende el poder ejecutivo, y la persona del último ciudadano es tan sagrada : inviolable como la del primer magistrado; porque allí donde se encuentra el representado ya no hay representante.”

Jean Jacques Rousseau, El contrato social

 

ROUSEAU
El contrato social

 

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